domingo, 30 de agosto de 2015

Capítulo 2 ~ Parte 1

Capítulo 1 parte 1 Aquí
Capítulo 1 parte 2 Aquí


Capítulo 2 parte 1


Mis compañeras hablan acerca de la evaluación del software educativo cuando mi teléfono vibra.
Aaron: Hola
Laura: Hola
Aaron: Te iba a saludar hace rato, pero ibas  con tu novio
Laura: Me hubieras saludado, jaja.
Aaron: Jaja,no.
Laura: ¿Estás en clase?
Aaron: No, hasta la 1:30
Laura: Salgo 1:30
Laura: No vayas a tu clase
Aaron: No puedo faltar, tengo que entregar un trabajo.
Laura: Bueno.
Aaron: Mejor salte de tu clase.
Laura: En realidad, ahora que lo dices tengo que ir a recoger unas copias
Laura: ¿Me acompañas?
Aaron: ¿Vas sola?
Laura: Sí
Aaron: Te veo del otro lado del puente

Mi corazón de un salto. Miro hacia los lados como si de alguna manera las personas a mi alrededor pudieran enterarse de lo que acabo de hacer. El reflejo del monitor apagado me devuelve la mirada, mi cabello está despeinado, mis ojos tienen manchas de rímel, me quito el suéter de mi novio y lo dejo a un lado.
Norma me hace una seña con la cabeza cuando ve que me levanto, Mariela abre los ojos, está recostada en su hombre intentando no dormirse.
-Voy por las copias.
El maestro me deja salir sin problema. Un paso tras otro. Tap. Tap. Tap. El sonido de mis pasos en el pavimento. Sincronizados llegamos al mismo tiempo.
-Hola, lo saludo
-Hola.
Entramos en el pequeño local de las copias e intento arreglarme con el señor, no tengo el dinero completo y espero que me dé al menos la mitad del material.
-Oye, voy por un agua, te espero en la tienda.
-No, ya casi acabo, espera.
Le sonrío y Aaron Santos mira hacia otro lado.
Qué raro es todo con él.
Lo acompaño a la tienda y él carga la mitad de mis copias, incluso se ofrece a ir hasta la biblioteca.
-La chica de las copias. ¿Eres jefa de grupo?
-Sip
-¿y no te molesta ir a sacar tantas copias?
-no es mi actividad favorita, pero alguien tiene que hacerlo.
-yo sé de eso.
-¿eres jefe de grupo?
-no, por el comité.
-ah, es cierto, cartera de recursos financieros.
No responde.
-¿tu novio va aquí? No lo he visto en la escuela
-no, él estudia historia en Humanidades
-Historia, ¿en serio?- Reconozco el tono de burla y prefiero quedarme callada- bueno, es que a mí no me gusta leer ni nada de esas cosas.
-y ¿qué te gusta?
-el futbol americano
Qué suerte, yo de futbol americano no sé nada y él de literatura tampoco.
-¿Vas a estar en el plan vacacional?
La universidad ofrece un curso para niños de entre tres y quince años, como maestros en formación nos dan la oportunidad de practicar durante tres semanas por quinientos pesos.
-Sí, acabo de anotarme de monitora
-¿De qué categoría?
-Ponys
Se detiene y me mira echando la cabeza hacia un lado.
-Yo le doy recreación a los ponys. Debes de tener cuidado porque en esa categoría están Gerardo y Armando, los hijos de los coordinadores.
Eso significa que pasaremos todo el verano juntos. 
-Ah sí, conozco a Gerardo, abrió los regalos en mi cumpleaños.
De nuevo se quedó parado, cómo preguntándose quién soy y si debería fiarse de mí, lamentablemente esa es una pregunta que no puedo responder. Llegamos a la entrada de la biblioteca y me doy la vuelta para despedirme, deja caer las copias pesadamente y después se inclina para darme un beso. Es muy alto y tengo que pararme de puntillas. Estoy a punto de rozar su mejilla cuando se mueve ligeramente y me besa en la comisura de los labios. De un salto me hecho hacía atrás y comienzo a caminar hacia las escaleras.
-¿a dónde vas? –me pregunta el encargado, alzando una ceja
-mi clase es arriba-hablo apresurada, me giro para echarle una última mirada a Aaron Santos y lo veo sonreír, satisfecho, guapísimo.



jueves, 27 de agosto de 2015

Capítulo 1 ~ Parte 2

Quiero agradecerles a todas las chicas que se han tomado la molestia de comentarme y de seguirme. ¡Muchas gracias! No saben lo feliz que me pone entrar al blog y leerlas. Les dejo el link al capítulo 1 Parte 1 Aquí y a una pequeña introducción a la novela Aquí



Capítulo 1
Parte 2

Atravieso la explanada que divide los dos edificios de la universidad. Todavía no amanece completamente y a pesar de que es julio, sopla un aire helado que se cuela por los hoyitos de mi suéter. Se supone que las clases empiezan a las siete, pero ninguno de mis maestros de la primera hora se preocupa por cumplir el horario, han pasado quince minutos y cuando entro al salón apenas hay otras dos chicas. No les hablo, porque desde hace dos semanas nadie me devuelve el saludo. Tampoco es que me importe... demasiado.
Al veinte para las ocho mi maestra da un largo discurso con su voz de pato acerca de las prácticas sociales del lenguaje, hace descripciones interminables acerca de las actividades que lleva a cabo en el preescolar, aunque todas sabemos que no está a cargo de un grupo, aun así habla como si se tratara de una eminencia en el campo de la enseñanza.
Sahily se inclina un poco hacia mí para susurrarme algo:
-Supe que las demás hicieron un grupo en whastapp, sin nosotras.
Parpadea mucho mientras habla, el día anterior le hicieron una prueba en sus pupilas para determinar el aumento de sus anteojos y hoy se encuentra parcialmente ciega.
Se me llenan los ojos de lágrimas. Oficialmente era una marginada. 
Pido permiso para ir al baño y me cubro la mano con la boca para que no se escuchen mis sollozos. No es que me parta el corazón ser rechazada, aunque es cierto que duele, desde el primer día de clases estaba segura de que esas chicas no eran como yo y constantemente extrañaba la preparatoria. Las detestaba y no hay como saber que el sentimiento es recíproco.
-Oye, me esperas eh- Mariela tocó la puerta del baño y luego escuché el seguro.
Jalé la palanca y me enfrente al espejo. Tenía los ojos, la boca y la nariz hinchados, mi maquillaje había desaparecido y tenía el cabello despeinado.
Mi maestra de la siguiente clase entró y se quedó parada mirándome.
-Laura, lo que necesites sabes que estoy aquí.
Le sonreí. Cuando Mariela me preguntó lo que tenía comencé a llorar de nuevo.
-Lo siento mucho, es por mi culpa que a ustedes las rechazan también.
-Oye, tranquila. A mí no me importa, en serio, a mí me gusta ser tu amiga.
-Ustedes sólo han sido buenas conmigo y ahora... es que... yo...
-Ya, no te preocupes.
Y me abrazó.
Intenté calmarme, pero la verdad es que no tenía ganas de regresar al salón, supuse que la maestra no preguntaría por mi ausencia y me dirigí a Hawaii, una parte de la escuela que nadie visitaba. Me senté a escuchar música y llamé a Fernando, le expliqué todo lo que había pasado y se ofreció a ir a verme. Ya estaba más tranquila cuando llegó, me abrazó y me dio su chamarra al ver que el cielo se oscurecía.
-Amor, todo va a estar bien, te lo prometo. –tomó mi mano y me besó dulcemente en la mejilla. Así se comportaba todo el tiempo conmigo, dulce, encantador y comprensivo, el sueño de toda chica.
Las chicas caminaban delante de nosotros, la clase de computación iba a ser en la biblioteca, que por  razones que no llego a comprender no forma parte del campus, hay que salir de la escuela y cruzar unas cuantas calles para llegar a ella, entonces lo vi: Aaron Santos.
Bajaba las escaleras del puente, con la mochila de lado y la gorra detrás. Él también me vio. Torció un  poco su boca y cuando supuse que iba a saludarme vio a mi acompañante.
-Gracias amor, por venir hasta acá conmigo. –le dije antes de despedirme. Íbamos a pasar la tarde juntos así que sólo nos separaríamos por las dos horas que duraba la clase.
-Amor, te amo muchísimo, nunca lo olvides y no quiero volver a verte así. –me besó y sentí una calidez en la boca del estómago que me llenó de tranquilidad.
-¿Viste quién estaba en el puente? –me dice Sahily.
Le pego un manotazo en respuesta.

Mis compañeras hablan acerca de la evaluación del software educativo cuando mi teléfono vibra.
Aaron: Hola



martes, 25 de agosto de 2015

Capítulo 1

Capítulo 1
Parte 1

Vuelvo a mirar el reloj. Han transcurrido 23 segundos. La caja decía que el negativo necesita al menos tres minutos para que sea confiable y seguro. Confiable y seguro, sí claro. Abro el gran instructivo y comienzo a leer las preguntas frecuentes. Vaya, el alcohol no afecta el resultado de la prueba, no pensé en eso, tomé un par de cervezas el fin de semana: “sin embargo, puede ser peligroso para el bebé” mi estómago se retuerce, ojalá fuera un cólico y no retortijón por nerviosismo. Minuto y medio, bueno ya es suficiente. Mierda, no le he puesto la tapa. Las estúpidas instrucciones “sencillas” detrás de la caja no decían que le volvieras a poner la tapa, bueno, es algo que se da por sentado. Qué estúpida. Google: ¿Qué pasa si no le pongo la tapa a una prueba de embarazo? Historias sobre chicas que quedaron embarazadas, chicas esperando, chicas nerviosa, cierro las páginas. Esos blogs femeninos no sirven para nada. Miro la única raya en la zona de control y suspiro. No estoy embarazada. Cuando estoy a punto de tirar la caja a la basura, unas palabras me llaman la atención: “si el sangrado sigue sin aparecer realizar nuevamente la prueba en cinco o seis días” ¿Qué? No es oficial aún. Dios. ¿Salió negativo porque no le puse la tapa? Necesito tranquilizarme. Respirar. Eso. Está bien. Pienso en llamarle, debería saberlo, deberíamos compartir la preocupación. Al menos un mensaje. “Hola. Tengo tres días de retraso y no tengo ningún síntoma de que vaya a venir pronto”. Quizá debería sufrirlo sola, por confiar en promesas sin sentido. Cierro los ojos un segundo y me veo a mí misma ofreciéndole un condón, diciéndole que espere y lo veo a él con su sonrisa torcida (cliché, ya lo sé) respondiéndome que confíe en él. La verdad es que, ¿Cómo podemos confiar el uno en el otro? Yo tengo novio y en ese momento estaba a punto de tener relaciones sexuales con Aaron Santos el chico más popular, mujeriego y patán de toda la escuela. Ninguno de los dos era una institución de la confianza.
Dejemos a un lado (y celebremos) el hecho de que no estoy embarazada (por el momento, realice la prueba dentro de cinco o seis días) y regresemos al día en que todo comenzó:
Podría empezar esta historia contándoles acerca de mi primer día de clases, como el comité organizó un acantonamiento para darnos la bienvenida y cuando se presentaron las carteras lo vi por primera vez. Era el encargado de las finanzas, alto, pantalones deportivos, el teléfono en la mano, hizo un gesto despectivo que pretendía ser saludo, recorrió el auditorio con la mirada, se bajó del escenario y todas las chicas ya estaban alucinadas por él. La verdad es que siempre consideré que su fama de “el más guapo de la escuela” era más bien inmerecida, era apuesto, es cierto, pero para nada mi tipo. Siempre había preferido a los bajitos, con aire intelectual, justo como mi novio. En ese momento llevábamos seis meses juntos, y seis meses tuvieron que pasar para que Aaron Santos se fijara en mí.




Sólo palabras

Bueno, primero que nada tienen que saber que todo lo que he escrito en mis últimas (y escasas) entradas es... más o menos real, tiene su origen en algo que sucedió, pero como escritora me he dado el permiso de aderezarlo con uno que otro adjetivo de más. Estaba intentando sublimar sentimientos y aclarar mi cabeza, una vez que esto sucedió me pareció que el blog no tenía ningún sentido y (a diferencia de mi anterior blog, que está por ahí abandonado) pensé que lo mejor sería borrarlo, pero me sorprendió el recibimiento de dos comentarios. No es tanto, ya lo sé, para mí fue un gran incentivo para recuperar una pasión perdida. Me senté y escribí páginas enteras sobre lo que había vivido y que más adelante será publicado. Todo sucede en una pequeña ciudad de México, algunos nombres fueron cambiados y otros se conservaron (no para mantener en secreto las personalidades que colorean mis relatos, sino para joderlas si es que algún día se llegan a enterar) 
Me enamoré (uf, es una palabra muy grande y bastante exagerada) del chico más popular de mi escuela y esto fue lo que sucedió. Mi pequeña novela corta/ relato /historia/como sea, tiene por nombre Fuckboy, en honor del chico que me inspiró a escribirla. El blog y todo lo demás está en proceso, espero tengan paciencia a mis pocas habilidades informáticas y que éstas se vean compensadas por mi gran estilo de escritura (jajaja).


Con amor, una chica.




domingo, 2 de agosto de 2015

Dear...

Dios, hay tantas cosas que quisiera decirte y que mi orgullo no me permite ni siquiera pensar. Me gustas, me gustas muchísimo y no hablo sólo de tu físico, aunque es cierto que quizá si no fueras tan guapo hubiera sido más difícil que me fijara en ti. A veces tengo la sensación de que hay algo más allá, algo que las demás personas no pueden ver y yo sí. Pequeños pedazos de tu sonrisa, de tus preguntas inseguras, de las veces que me pides que te avise en cuanto llegue a mi casa. Eres una buena persona y en el fondo sé que tienes un buen corazón. Entonces ¿por qué elegiste hacerme esto a mí? ¿No pensaste que yo también era una buena persona que podría sentir algo más por ti?
Supongo que es en parte mi culpa, no he jugado limpio contigo. Jamás te he dicho ninguna de estas cosas, como me siento cuando te veo o cuando nos besamos. Ahora que borré tu número tampoco puedo decirte cuanto te extraño, lo más cerca que he estado fue cuando te dije que no volvería a hacerlo a menos que la apuesta fuera diferente y tú creíste que hablaba de moteles.
Dios, lo he arruinado todo. Yo... yo no estaba pensando, en serio lo siento. No pensé que... yo sé que es tu amigo, y no estoy pensando en salir con él, sé que no se va a enamorar de mí, sólo... sólo estaba intentando acercarme a ti, a lo que te gusta, a tu vida, no creo que él tenga una oportunidad conmigo, no quiero que pienses que intentaba ponerte celoso o que soy una zorra tan asquerosa que haría lo que tú me hiciste a tu mejor amigo, pero ¿cómo puedes saberlo? jamas te lo he dicho, no me conoces y
nunca lo sabrás.